Hay personas que no pueden vivir sin mascar, al menos una vez por día, una tableta de chicle. Para otras, ese movimiento continuo de las mandíbulas está cerca del mal gusto, y ni hablar si por accidente se hace con la boca abierta.
El chicle con azúcar pasó sus años de gloria, pero el sin azúcar se mantiene como una opción que puede mejorar la salud bucal. Pero siempre y cuando que se consuma con moderación (y con discreción, por favor).En realidad el chicle no realiza ningún milagro, sino que es una excusa para la acción de mascar, que es lo que beneficia a los dientes y las encías por la generación de saliva